"Una mirada lo cambia todo: la perspectiva, la luz, la sombra, el verso... la palabra."
Fecha de publicación: 10 de julio de 2016
No podría contar cuantas veces he sido rescatada de tristezas, de páginas en blanco, de renglones que no avanzan y enmudecen, de puertas que se cierran, de sueños incumplidos, de cielos desarmados…
Y siempre ella, la música, llega a tiempo, en el justo momento de la rendición, un instante antes de doblegarme al precipicio y que mi reflejo en mil espejos rotos, que te azotan duros finales, retos inconclusos, abatidos deseos, me arrasen.
Ella me espera paciente en la frase desangrada, en el párrafo golpeado; tiene aliento de madre, de líquido vital, te da a luz, te ayuda a parir.
Con las primeras notas, el alma herida viaja sobre la música, se deja arrastrar, fluye, olvida la seriedad del instante, se sabe libre, y sin cadenas es capaz de encontrar nuevos caminos…
Mata los reflejos de esa imagen dolorida, te arranca una sonrisa que se repite en los millones de trozos que eras, que fuiste cuando ya no creías posible una esperanza.
Y existe, en uno de esos pedazos de espejo y respira a borbotones aún, intacta, inmortal, sobreviviente.
Soy infiel, lo confieso. Me gusta toda la música…Desde la bossa nova sensual, que me rodea con sus velos y me obliga a danzar y a gozar, hasta la clásica efusión de violines e instrumentos de un concierto. Baladas arabescas pintan mi mundo y saxofones me traen la caricia de un jazz en penumbras…
Soy esclava de todo lo que despierta el silencio con ecos de tormenta y impulsivo Rock & Roll, Danzas Africanas, Samba, Cumbia, Manbo, Pop, música judía.
Es la sangre, que tiene hambre de ritmos, porque su fluir te trae memorias, triunfos, fracasos, armonías, despechos.El menú de la vida y sus ingredientes.
Es por eso que padezco de arritmias, para que negarlo, no hay un solo ritmo en mí sino todos, soy realmente incurable.
Cristina Mª Menéndez
Foto: Gerson A. de Sousa Oliveira
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