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"Una mirada lo cambia todo: la perspectiva, la luz, la sombra, el verso... la palabra."

AURORA DE ANDRÉS. POR ENCIMA DE TODO MUJER

Hace más de un año / Gente con ARTE / 0

Fecha de publicación: 22 de noviembre de 2018


AURORA DE ANDRÉS. POR ENCIMA DE TODO, “MUJER” 

Por Cristina Mª Menéndez Maldonado. Foto: Gerson A. de Sousa

Impulsiva, vital, independiente, la periodista Aurora de Andrés, (zaragozana de nacimiento y madrileña de adopción), ha tenido claro desde siempre, gracias a la influencia de su abuela y su madre, que la libertad y la reafirmación son impulsos poderosos, compañeros de viaje en un mundo difícil.

Su formación se inició en la Escuela de radio SEU (Radio Juventud) junto a José Luis Uribarri, Mariano de la Banda y Miguel de los Santos, un impulso que le ayudaría en su futuro casi siempre a la vera de las ondas.


Sus comienzos en televisión en el concurso “Caras nuevas” en 1957, dirigido por Domingo Almendros, presentado por Blanca Álvarez y Adriano Rimoldi, le dio la oportunidad de trabajar en las cabeceras publicitarias de los telediarios antes y después de las intervenciones del meteorólogo Mariano Medina, al tiempo que participó en las puestas en escena para televisión de “El club de los corazones bondadosos” de Fernando García de la Vega. Su carácter fuerte y sus principios pusieron límite al acoso que desgraciadamente sufrían las mujeres en una profesión tan volcada en la imagen, y en 1960 se marchó a Radio Peninsular donde presentó todo tipo de programas, y más tarde Radio 3 para desarrollar su profesión, siempre comprometida con sus ideas, con la justicia social en general y en particular con las mujeres, aunque por aquellos años muy pocos podían opinar, y menos aún ellas.

Aurora de Andrés nunca escondió sus inclinaciones: «Soy roja», anunciaba sin tapujos a sus compañeros de radio y su gracia, su sinceridad, abrían los caminos. Siempre ha sido solicitada y querida y ha trabajado con grandes figuras como Matías Prats "padre", Chicho Ibáñez, etc. 

Casada desde muy joven y madre de tres hijos confiesa que siempre ha tenido alma de gallina clueca lo que no le impidió seguir trabajando en su vocación: «Hacía las matinales, salía a las 6 de la mañana de casa y el padre de mis hijos, que también trabajaba en la radio, hacía el turno de noche.»—comenta asomada a ese pasado de libertades constreñidas en el que pudo navegar con aplomo.

“El mundo de la música” con José Manuel Pardo (programa reseñado en Historia de la Radio de Lorenzo Díaz), “Para vosotros jóvenes” de Carlos Tena, improvisadas locuciones, publicidad, presentación de festivales como “La canción del Duero”, colaboraciones en “Un dos tres” de Chicho Ibáñez Serrador, “España en un Seat”, con el guionista Felix López y Elías Rodríguez, y un largo etc. Creadora y directora de “El ojo crítico”, más tarde del espacio “De par en par” y “El Unicornio” su inquietud culmina, años más tarde, en “Ateneo”. «Cuando se dirige un programa hay que ser consciente del horario, del oyente al que te diriges. En mis programas siempre he reivindicado derechos, libertades para todos y por supuesto para las mujeres, para que se sintieran libres, invitando a la cultura, a la lectura, a la curiosidad…La curiosidad es una constante en mi vida, yo siempre he sido curiosa…»

Ese inagotable deseo de aprender cosas nuevas le llevó a participar en la obra de Mª Teresa Álvarez Mujeres de la historia. Fue además actriz de doblaje en documentales y series de animación, colaboradora de la revista “Júbilo” y ha impartido cursos de postgrado en la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 recibió la Antena de Plata como reconocimiento a su trayectoria profesional.

Entre confidencias, Aurora recalca con poderío su condición de mujer, «mujer por encima de todo»,  y añade, «Las mujeres tenemos el marchamo de la vida, la potencia, la fuerza callada durante siglos. Hemos encontrado caminos, vueltas, hemos buscado el sendero para la libertad... Es fácil sucumbir, por la condición de esposa, madre, ama de casa… La vida y los afectos te van atando, igual que Gulliver en el país de los enanos, a base de alfileres y al final se modifica tu personalidad… Por eso es necesario ser gallina clueca sin perderte a ti, buscar ese hilo finísimo de conciencia, de autonomía, yo soy yo...»

1.-¿Cómo fueron esos años de radio y censura…?

Fueron difíciles…En esos momentos había que mandar los guiones previos para que fuese aprobado por el censor. El programa que hacíamos era  todo prácticamente era improvisado. Había que mandar unas escaletas aproximadas y el censor decía “Emítase” y podíamos seguir adelante. Recuerdo que tras los últimos fusilamientos de Franco en 1975  hicimos un programa increíble y los censores no se enteraron.

Con la primera legislatura del partido Socialista creímos que las cosas habían cambiado, pero no fue como esperábamos. Radio 3 había adquirido un concepto libertario y lo practicábamos desde el programa Ateneo en los años 80. Yo también trabajaba en “Caravana de hormigas” con Juanito Francia y Jesús Bernal y emitíamos sin tapujos un verdadero panfleto ardiente, estremecedor en muchos casos. Empezamos a autocensurarnos porque si no nos hubieran barrido del todo y había que sobrevivir para poder incluir al menos, tacita a tacita, nuestra opinión en pro de la justicia. Lamento haber sucumbido a la autocensura, pero si no te barrían.

2.-Tu abuela y tu madre fueron grandes influencias en tu vida…

La libertad fue una semilla que plantaron en mí mis ancestras, pues a mi padre le fusilaron. «No llores que las mujeres no lloran», me decía mi madre. En mi contradicción, en la educación recibida en el Liceo Francés en el que estuve mucho tiempo, había muchas niñas que vestían con volantes, vestiditos de batista, lazos, tirabuzones. Yo también quería tirabuzones pero tenía el pelo tieso y aunque me ponían unos bigudíes para tratar de rizar mi cabello, al bajar a la calle ya se había deshecho todo; por eso llevaba el pelo a lo Garçon. Reconozco que soy una libertaria burguesa…Mi madre solía decir: «¿pero esta niña es una burguesa, de dónde ha salido?»

El mayor consejo que me dio mi madre, Agustina de Andrés Martínez, fue el de ser “independiente”, tener mi propio sueldo, el único modo de no depender de nadie... Yo entonces no lo veía… Era una ávida lectora de “Celia” de Elena Fortún y fantaseaba, leía también “Antoñita la fantástica”, pero al mismo tiempo también “Las confesiones de San Agustín”, y a los diez o doce años “Las vidas paralelas” de Plutarco o a Goethe. Todo ello me ha servido para sobrevivir a muchas cosas de la vida… Gracias a las afinidades selectivas se establece un cordón umbilical invisible entre determinadas personas, y eso ayuda mucho. También devoraba las novelas de Jane Austen, y me volví romántica, ponía los ojos en blanco, como es normal en los adolescentes. Poco después, mi madre me cambió del Liceo Francés a un colegio de monjas y ese cambio brusco, un contraste enorme para mí, supuso sin embargo que por primera vez supe cómo podía ganar… Y me adapté . Tal vez mi madre creyó que ese cambio sería bueno dado que vio que Franco no se iba y esa era una forma de sobrevivir, además de que la iglesia cada vez era más potente…

Mi abuela, Braulia Martínez Martínez, fue mi gran ejemplo. Cuando murió su madre y su padre, tratante de ganado, se casó con otra mujer, mi abuela con dieciséis años más o menos se vino andando desde su pueblo, Moratilla de los Meleros, a Madrid, a casa de una pariente suya que la colocó inmediatamente como niñera. Pronto se convirtió en primera doncella, y viajaba con los señores que eran alemanes. Era como una esponja, aprendía todo, leía dos periódicos diarios, igual que mi madre… El YA por la mañana, que aunque era católico y ella no pisaba la iglesia, le interesaban mucho unas crónicas sobre la II Guerra Mundial y consideraba que este periódico era honesto y ella lo valoraba. Por la noche leía El Madrid. Le gustaba mucho la historia…Ella me pagó mis primeras clases de canto, me llevaba a la Zarzuela, nos íbamos al cine los miércoles por la mañana, nos veíamos las sesiones dobles con el bocadillo en ristre. Era ahorradora, pero equilibraba el presupuesto, nunca le faltaba de nada.

Aurora de Andrés junto a Mª Teresa Arias Presidenta de la agrupación ateneísta de estudios feministas Clara Campoamor

3- Ser mujer, al margen de otras etiquetas… ¿Hacia dónde vamos las mujeres hoy? ¿Qué cosas crees que hemos ganado y que hemos perdido? ¿Cuáles han sido los mayores retos en la vida y en tu profesión?

Hemos ganado mucho como mujeres, pero efectivamente hemos perdido también muchas cosas. La mujer dominaba la casa aunque no lo pareciera, por lo menos en lo que yo conozco. Los maridos entregaban los salarios a las mujeres y estas lo administraban. Hay una falta de la mano de la mujer, administradora, falta un poco de juicio, estamos en una carrera de velocidad a ver quién llega y por los medios que sean. Mujeres que al llegar a puestos directivos se comportan con otras mujeres peor aún que los hombres…Y sobre todo me parece que hay una frivolización de la vida y eso me preocupa enormemente…Las mujeres quieren ser eternamente jóvenes y esta tendencia se está trasladando a los hombres. Yo creo que saber envejecer es fundamental, es el reto diario, sobre todo si se envejece bien, con madurez, sin miedo.

El reto es a diario, contra la pereza, la indolencia, el aprender cada día, estudiar cada día, la curiosidad como dominante, intentarlo todo… Sin embargo hay un reto que no he podido responder:  hacer presentaciones de eventos; eso me supera. Subir a un escenario, a un podio, eso no es para mí. Otro reto ha sido no buscar premios.

4.-¿Cuál es el espíritu de la Agrupación ateneísta de estudios sobre las mujeres Clara Campoamor fundada por tu madre?

Mi madre fundó esta agrupación tras su jubilación porque en el Ateneo de Madrid, entidad de la que ella era asociada, era muy machista. Había sido maestra, represaliada durante el franquismo. Ella fue como Juana de Arco, Victoria Kent, Dolores Ibarriru y Clara Campoamor, todas juntas. Siempre con la bandera, a pecho abierto, con una diana para que la golpearan. Fue también una de las fundadoras de la “Librería de mujeres” de Madrid, y del Instituto de la Mujer, además de la presidenta de “Mujeres violadas” que luego cambió su título. Tenía una cultura maravillosa. Con la muerte de Franco hizo una solicitud para que se la reingresara como maestra y consiguió que así fuera, casi siempre como sustituta…Al verla tan válida y resolutiva la mandaban a los sitios que nadie quería. Estuvo en una escuela de integración “La Zaporra”, le encantaban los gitanillos, y sobre todo los marginados…Tenía que caminar entre el barro de casi un metro porque no había senderos y se compró unas katiuskas. La humedad anidó en ella y le pasó factura. Todo lo que fumaba y esas condiciones difíciles le provocaron EPOC (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Cuando se jubiló a los 65 años como maestra, como se aburría y era una persona muy activa fundó la Agrupación Ateneísta. Ahora es presidenta Mª Teresa Arias Bautista, historiadora medievalista y escritora, yo soy la secretaria de la agrupación.


Aurora de Andrés, Maria Jesús Chao y Tina Barriuso homenaje en Radio 3 a estas mujeres. "Voces de Mujer."

5.-¿Cuáles son tus sueños? ¿Tus proyectos futuros? ¿De tu último viaje, qué te impactó?

En mi último viaje a Nepal me encantó ver cómo conviven las religiones (hinduistas, budistas, musulmanes, cristianos…)y su apoyo a la educación de los niños. Son muy espirituales. El Namasté de los nepalíes juntando sus manos en señal de oración tocan primero la cabeza, como conexión con lo espiritual, después la boca y luego al corazón.

Entre mis proyectos quiero reeditar un poemario, pero no para el público porque tengo mucho pudor…Escribir un poema es desnudarte y cuando te desnudas mentalmente y tienes ese desnudo perfecto, bien, pero cuando el desnudo es imperfecto desde mi punto de vista ya no es tan agradable, al menos para mí.

Hay una idea que me pesa, lo que va más allá de la muerte. Me lo planteo y me inquieta… Recuerdo una entrevista que hice a Antonio Buero Vallejo que había perdido un hijo. Él era absolutamente ateo y me habló de que empezaba a estudiar la física cuántica…Se planteaba que la materia tenía que ir a algún sitio puesto que según la física no se crea ni se destruye, se transforma. El programa terminó con la frase latina: «Pulvis es et in pulverum reverteris»

HOMENAJE A VOCES DE MUJER EN RADIO 3: AQUÍ (incluye audio del programa)

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