PALABRAS

"Una mirada lo cambia todo: la perspectiva, la luz, la sombra, el verso... la palabra."

EL ÁRBOL DEL SOL Y DE LA LUNA (PERTENECIENTE A LA NOVELA DIOSAS DEL SILENCIO)

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Fecha de publicación: 21 de junio de 2015


Relato perteneciente a la novela "Diosas del silencio" de Cristina Mª Menéndez publicada por Dairea Ediciones en 2015

«Existió hace mucho tiempo un jardín en el cielo donde dios y diosa cultivaban árboles de sol. Sus ramas iluminaban los pensamientos de los hombres y mujeres que habitaban la tierra, estaban hechas de luz y eran su inspiración diurna. Ocurrió que cierto día, a los afanosos dioses se les cayó una semilla que atravesó las nubes hasta descender sobre un campo de rizados espinos. Aunque la buscaron, jamás pudieron hallarla, la joven simiente temía crecer entre el dolor. La lluvia alentó su temeroso cuerpo y por fin asomó su tierna cabeza bajo los abrojos. Todo fue bien para ella en los primeros meses, cuando apenas era una blanda y delicada rama, podía esquivar las enroscadas púas sin lastimarse; sin embargo, cuando su tronco se hizo más grande, sustentado por poderosas raíces, las espinas trataron de ahogar su impulso. Fue en ese momento cuando un árbol de sol, enamorado de aquella semilla arrojada, la iluminó alentándola a que creciera sin miedo.

El joven árbol terrestre esperó a que las espinas durmieran y creció imparable aquella noche; quería alcanzar a su recién encontrado amor. Sus ramas de luna llegaron hasta el jardín de los dioses y colmaron de caricias las hojas dormidas de su amante. Cuentan que desde entonces el árbol de la luna se eleva hasta los cielos para pasear por sus vergeles cada anochecer, cultivando en ellos las semillas de los sueños que inspiran a los habitantes de la tierra. Aunque el árbol del sol y de la luna no pueden verse al mismo tiempo, siempre se dejan mensajes en la agitada brisa de primavera, en el aleteo de las estrellas, en el invernal regazo de los durmientes o en la dulce serenidad del otoño...Los sueños son cobijo eterno de la libertad y del amor. »