PALABRAS

"Una mirada lo cambia todo: la perspectiva, la luz, la sombra, el verso... la palabra."

ELENA COLMEIRO. ARTE A FUEGO LENTO

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Fecha de publicación: 11 de enero de 2001

ELENA COLMEIRO

Arte a fuego lento. La magia de las formas. 

Publicada en “También Contamos”.2001 

Cristina María Menéndez Maldonado 

La pasión que encierra la obra creativa de Elena Colmeiro tiene profundas raíces. Su cerámica-escultura ha vivido un proceso paralelo a su evolución interior, en una búsqueda incesante de nuevas ideas y formas, para expresar esa pasión que se hornea a fuego lento en lo más intimo.

Al igual que el Miño en su nacimiento en Fuentemiña, que ella recuerda con calidez, su interior rebosa de pequeñas burbujas que buscan el camino hacia el mar. Es el momento en el que los sueños, las ideas, cobran realidad en el mundo de las formas, empujados por el misterio, la curiosidad o el destino…

Elena Colmeiro nació en Galicia, en una aldea llamada Silleda, perteneciente a Pontevedra. Su infancia se vio afectada por el exilio de su padre por lo que ella y su familia tuvieron que partir hacia Buenos Aires, lejos de las tierras Gallegas que la vieron nacer.

A los 15 años estudió en la Escuela Nacional de Cerámica de Buenos Aires, sin llegar a imaginar que ese sería el rumbo que llevaría su vida. El entusiasmo del director de la Academia por su inquietud y talento le procuraron una libertad que le dio el empuje necesario para buscar con desenfado y pasión nuevas formas de moldear, apreciando la belleza que no se ve, el interior de las cosas.

Y es que esta Gallega llena recursos, obedece a un profundo sentir, a una magia guiada por su mente y amasada por sus manos, a veces con fuerza, otras con delicada devoción y siempre, con curiosidad.

La Academia de Buenos Aires le hizo la propuesta de ser pionera en la formación de un movimiento artístico, pero Elena Colmeiro prefirió volver a España en 1957, a pesar de que el arte cerámico era poco conocido en ese momento.

La fábrica de vidrio que poseía el padre de su marido, el escultor Jesús Valverde, le permitió desarrollar su obra contando con recursos que hasta el momento eran difíciles de alcanzar y aportándole un hábitat propicio para sus creaciones.

Su evolución artística tuvo sus raíces en el torno, y es precisamente de ese sugestivo movimiento que permite amasar las formas, en el que se planteó otra belleza. La belleza de las estrías que quedan dentro de la vasija, los recovecos internos, lo que no se ve , dando así protagonismo a lo inverso y hasta ahora oculto. Es por eso que la equivocación, el fallo, es para Elena Colmeiro, un recurso artístico sumamente válido.

En 1966 entró a formar parte de la Academia Internacional de la Cerámica, con lo que tuvo acceso a los trabajos de otros artistas, enriqueciéndose su visión creadora.

Numerosas exposiciones han avalado la trayectoria de esta artista que vive el arte desde la pasión como un movimiento de dentro hacia fuera, en el que la técnica es lo de menos; lo importante es la búsqueda.

1.- ¿Qué significa para ti la palabra expresión y qué lenguaje transmiten tus obras?

Yo no hago muchos análisis de mi obra. El análisis surge pasado un tiempo, pero pienso que la expresión es lo que cada uno quiere decir. Yo me expreso a través del color, de la forma, de las texturas, al igual que otras personas se expresan con la escritura o la música. Lo cierto es que la cerámica es muy expresiva, pero también muy peligrosa. Es peligrosa porque es muy sugerente. El caso es que aunque nunca hayas hecho nada de cerámica, con una incisión, un resquebrajamiento, o poniendo un óxido, una tierra blanca con una tierra roja, al final consigues que respire, tiene vida. Esto que es tan agradecido necesita “ querer decir algo” porque si no se presta a ser una mera decoración vacía de contenido.

En mi opinión cualquiera puede aprender la técnica, pero el que la creación tenga un valor no depende de la escuela. Ese es el misterio de la expresión.

2.- ¿Dónde situarías las raíces de tu creación?¿ En una idea, una sensación, una vivencia?

Es una cadena. Empecé en esta profesión con 15 años. En principio te sientes atraída por lo que haces, en este caso la cerámica, y no piensas en lo que te puede influir, se trata de un aprendizaje. En la escuela te enseñan las técnicas, la historia, el entorno, pero no te enseña a sacar fuera lo que llevas dentro.

Cuando conocí los movimientos del arte que se hacían con materiales cerámicos, las aportaciones de distintas corrientes en California e Italia fue en los años 60. Yo terminé los estudios en 1954, la escuela a veces es un lastre y te marca mucho. Es necesario replantearse muchas cosas para no caer en la obsesión por la técnica. Lo cierto es que a pesar de todo, no quiero analizar mi obra. Es después de un tiempo que me encuentro, casi inesperadamente con las respuestas…

3.-¿Qué papel tiene para ti el color, la forma, las texturas?.

Lo es todo. Es un todo que va unido hasta tal punto que me planteo la forma con el color. Yo no puedo hacer una forma aislada para luego plantearme cual es el color que le va. No se trata de coger un plato y decorarlo como quien pinta. Hay que tener en cuenta que el plato es una forma.

Yo pasé un tiempo estudiando los óxidos, los esmaltes para hacer mi propia gama de colores y para ello hice muchas pruebas, pero pienso que lo de menos es si el color azul tiene poco niquel, mucho cobalto, etc. Prefiero no dejarme absorber por la técnica. Me resulta más atractivo dejarme llevar. El desconchado, la equivocación en la técnica me motiva mucho más que la perfección, y procuro aprovecharlo todo. Es curioso, hace tiempo apareció un diccionario inglés que explica las técnicas para hacer defectos que parezcan efectos. Lo cierto es que para todo se necesita tiempo y a veces, lo que sale de manera casual, es tan válido o más, que lo que realmente estabas buscando.

4.- ¿Cómo describirías el proceso de creación de tu obra, sus planteamientos, su esencia?

Yo creo que hace 30 años me hacía planteamientos con los que me encuentro ahora. Es como la rueda que gira. Soy una persona con necesidad de propuestas. Cuando consigo una idea y diferentes soluciones para aplicarla no me puedo quedar ahí, necesito hacerme nuevos planteamientos sobre la misma idea. No es algo que provoque conscientemente, surge porque siento la necesidad de no realizar un trabajo mimético. No quiero basarme en una fórmula preestablecida, porque sino terminaría en un hacer gratuito que no dice nada. Pienso que en el esfuerzo, en la propuesta, estas ya queriendo decir algo, transmitiendo algo y esa burbujita interior llega a su desembocadura. En general las ideas van más rápido que las manos. En mi trabajo hay una parte mecánica muy importante que me lleva mucho tiempo por falta de un ayudante. Al mismo tiempo el realizar yo este trabajo, tiene su parte positiva, encuentro que surgen soluciones muy válidas. Las soluciones son siempre muy válidas.


5.- ¿Cómo te hablan tus obras?

En el momento que hago algo no sé cuales son mis motivaciones. Hay obras que al cabo de los 5 ó 6 años las destapo y veo en lo que me he equivocado y me pongo a corregirlo. Hay otras cosas que las empiezo y las dejo porque no encuentro la solución y al cabo del tiempo esa solución llega con naturalidad. Mi obra me habla pasado un tiempo. Si me emociona empiezo a estudiarla. Al principio cuando termino una obra necesito apartarme de ella y después de un tiempo es el momento de volver a encontrarnos. En ese diálogo surgen nuevas obras, porque me sorprendo, me emociono y capto lo que mi obra quiere decirme. El tiempo es tan importante como el silencio y los espacios…

6.-¿Qué te gustaría que tus obras le dijesen al público que las ve?

La obra es importante sacarla del estudio, que vea la luz, cuando ya no te pertenece, cuando deja de ser tuya, coge su verdadera dimensión.

Cuando expongo no me preocupo por saber lo que les produce a los demás pero no por una seguridad rotunda. Creo que si estuviese segura de todo lo que hago hace mucho tiempo que dejaría de trabajar. Siempre hay una apariencia de seguridad, porque no sería bueno estar siempre dudando, eso sería como hacer y deshacer sin fin.

Hay veces que he oído hablar a gente que no tiene una formación artística y me gusta oír lo que dicen…”Esto parece una ciudad, y esto un paisaje…”La verdad es que me sirven las observaciones, en ese aspecto si me interesa. Luego si mi obra llega más o menos no me preocupa. Pienso que igual que yo he necesitado tiempo para que mi obra dialogue conmigo, los demás también pueden necesitarlo.

7.-¿Cuál es tu hábitat necesario para crear?

Yo necesito despreocuparme de otras cosas y me creo un entorno en el que me siento agusto.

He tenido experiencias muy ricas en Lomba. He trabajado en las naves en un paisaje lleno de andamiajes, máquinas, materiales cerámicos y moldes, en un ambiente muy propicio para mi. Las fábricas siempre me han atraído mucho, tienen para mi una riqueza enorme. Trabajé también en la casa Norton y en una fábrica de porcelana en Polonia lo cual me ha proporcionado muy buenas experiencias y un entorno propicio para trabajar. En 1990-91fui invitada a un pueblecito de Holanda llamado “Den Bosch” en el que estuve 4 meses aproximadamente trabajando con todo tipo de material y contando con personas que me ayudaban en todo lo que necesitaba. Lo recuerdo como una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido.

8.-¿Qué relación hay para ti entre la mujer y el arte?

Es como todo. La mujer que escribe, la que baila, la que hace música. El valor no está ni en lo femenino ni en lo masculino. En las creaciones se pueden ver influencias de su país de origen. Todo tiene unas características diferentes. Todos somos distintos: Una mujer a una mujer, un hombre a otro hombre, etc. O tienen validez o no tienen validez, pero para mi no hay otras comparaciones.

La mujer es verdad que en la sociedad ha sido muy apartada y no tenía acceso a muchas cosas y entraba en unos clichés montados por el hombre, pero yo creo que la mujer que tenía esas burbujitas efervescentes y sentía la necesidad de expresarse, le traía sin cuidado la opinión de la sociedad. Entonces ella se deja sentir…