PALABRAS

"Una mirada lo cambia todo: la perspectiva, la luz, la sombra, el verso... la palabra."

Los fantasmas de Topas

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Fecha de publicación: 3 de julio de 2007


Por Cristina Mª Menéndez Maldonado

Lo que prometía ser un fin de semana relajante, retirada en un antiguo Castillo en la localidad de Topas, se convirtió en toda una aventura. Asombrada frente lo que hace siglos fue el antiguo puente levadizo, antaño pasarela entre el refinado mundo palaciego y la interminable campiña castellana, se dibuja, frente a mis ojos, un espectro gigante de luces indirectas; “el castillo del Buen amor”.

Su atmósfera interna de fortaleza de cuento me hizo sentir como la princesa que soñaba de niña, y embrujada por la magia de sus espacios de penumbras, recorro sus secretos, guiada por Alvaro García, botones del fortín.Sus salones, en los que el tiempo se ha detenido en los albores del siglo XV, rodean el patio de armas y trazan un sendero interno, donde la magia renacentista de sus escudos, tapices y arcones, suaviza la dureza impenetrable de la roca, protectora de espacios. Entonces, me siento Alicia, rodeada de maravillas. Moradores antiguos reviven a la luz de las lámparas. Óleos de santos y aristócratas perfuman con miradas los lugares de descanso, refectorio de amantes medievales. Dentro de la ruta circular de eterno retorno, viejos ángeles rollizos custodian la biblioteca, coqueteando frente a los espejos, en un despreocupado escrutinio de los intrusos. Y casi inconscientemente, rodeada por miles de ojos, me pregunto si en el Castillo del buen amor no se habrá colado un fantasma…

Junto a la entrada, un pedigüeño Santo Tomás protege el extintor de incendios, con su cepillo en forma de iglesia y parece decir sí con la cabeza, medroso, en oblicua humildad. La confirmación viene más tarde de Lidia Sánchez recepcionista desde mayo de 2006 en el Castillo. Tímida al principio, comenta como abandonó su escepticismo a la vista de los hechos inexplicables que allí suceden. “A veces hemos recibido llamadas desde una habitación determinada, en la que sabemos que no hay nadie. Las llaves, incluso la maestra, están en su sitio. En ocasiones llamamos y descuelgan el teléfono aunque no contesta nadie y al ir a comprobarlo la habitación está cerrada y vacía. Siempre he sido muy escéptica de estos temas, pero desde que trabajo aquí, pasan cosas tan extrañas que ahora me lo creo… Desde luego no parece un fantasma malo. Hace pícias, travesuras, como si tuviese la mentalidad de un niño pequeño”-nos comenta Lidia. Su compañera Sara Pablos, recepcionista desde la inauguración de la Posada del Buen Amor en julio de 2003, completa esta historia con intrigantes detalles…

“ En el año 2004, cuando empezaba mi turno de recepción, serían aproximadamente las 7.30h de la mañana de repente sonó el teléfono y la centralita indicaba que llamaban de una de las habitaciones, pero estaba sola en el Castillo, no había ni clientes alojados ni trabajadores. Yo descolgué el teléfono y se oía un ruido bastante extraño, que bien podría ser una respiración, aunque sólo es una suposición y un poco asustada colgué inmediatamente. Entonces marqué el número de esa habitación y descolgaron el teléfono y al otro lado se oía de nuevo ese ruido extraño. Me asusté y se lo comenté a mis compañeros. El recepcionista Adrián Rivas,, trabajaba esa noche desde las 11.00h hasta las 7.00h de la mañana y como sabía lo que había ocurrido, fue a la habitación en cuestión y revisando todos los recovecos, por si se trataba de una broma, desenchufó el teléfono totalmente. Su sorpresa fue cuando sobre las 5.00h de la madrugada sonó de nuevo, aún estando desconectado”…La historia ha sido corroborada por Victoria Rivas, recepcionista desde agosto de 2005 y por los comentarios recopilados del personal de limpieza, aunque estas últimas prefieren buscarle una explicación lógica a los misterios que suceden.

Extracto del reportaje publicado en Más Allá de la Ciencia. Julio 2007