"Una mirada lo cambia todo: la perspectiva, la luz, la sombra, el verso... la palabra."
Fecha de publicación: 21 de noviembre de 2018
Mi lavadora se ha salido medio metro de su sitio...No me extraña...Necesita liberarse del hueco perfecto, medido y armonioso de mi cocina modular. Observándola a pleno fragor mientras avanza, me doy cuenta de que nos parecemos mucho. Mi vida últimamente es un continuo correr de un lado a otro, lavar los errores, apretar las dudas, echar suavizante en los miedos, centrifugar el dolor para adormecerlo (todo ello a máxima velocidad), y dar vueltas y vueltas a todas mis inquietudes hasta que parecen ese chicle que ya no sabe a nada de tanto masticarlo. La colada es como mi mente: una amalgama de prendas-pensamientos de colores transfigurados que se han hecho manchas (con las prisas me olvidé separar la ropa). Ahora tiendo una a una cada prenda frente a mi único calefactor para que se seque de una maldita vez, mientras yo me visto de cebolla para no pasar frío. Paseo sobre los hilos de la contradicción.
Hoy es uno de esos días en los que yo también me precipito medio metro fuera de mis contornos, de tanto como pienso, como trato de bilocarme de un sitio a otro para organizar en mi cabeza una agenda efectiva de lo que tengo que solucionar, corregir, apoyar...
Ayer hasta la profesora de danza del vientre me decía que tengo que bailar más despacio, que voy deprisa. Deprisa es poco, parece que me han puesto el turbo en las caderas y más que baile parecía una batidora express. Y no me daba cuenta. Espero que haber definido mi dolencia "Centrifugado-obsesión" me ayude a liberarme un poco, a parar la máquina aunque queden cosas por lavar, y a empezar a ponerle límites a los que con su laxa actitud refuerzan y magnetizan mi desaforado afán por hacerlo todo.
Necesito parar, pero son tantas las cosas que me rondan. Aunque he tratado de no controlar mi vida y dejarla suelta a su aire, hay una parte que aún no se ha liberado de ese control minucioso, de esa agenda perpetua que administro en mi carrera de obstáculos.
En realidad me siento fuerte para seguir y eso me da más miedo aún... ¡Maldita centrifugadora andante! me grito a mí misma a ver si reacciono de una vez...
Pero en realidad nada de lo que he dicho importa...Es solo una excusa para no pensar en lo que me duele, para no sucumbir en esa tristeza que me araña por dentro, que avanza lentamente mientras corro desaforada y que trato de aniquilar con cada vuelta. Ojalá que lo que temo no llegue, pase de largo, ojalá que se esfume...Ojalá pueda arrojarlo lejos o lavarlo lentamente, con mimo, si, para que no pueda destruir lo que amo...
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