"Una mirada lo cambia todo: la perspectiva, la luz, la sombra, el verso... la palabra."
Fecha de publicación: 29 de agosto de 2022
A PAMPI, MI PADRE CÓSMICO
Por Cristina Mª Menéndez
Ha pasado más de un mes desde que te fuiste, y todavía no puedo hacerme a la idea. Son tantos los recuerdos...Y aunque duele, recordar y recordarte también es el mayor de mis tesoros.
Recuerdo aquel día, cuando apenas tenía 2 años, que vi maravillada como construías, de arena un barquito pequeño, con su travesaño, para que yo me sentase sin el peligro a la resaca del mar...Los viajes en coche a Manzanares el Real, con música maravillosa para gente maravillosa; las grabaciones que Yoli y yo preparábamos con nuestros cuentos, imitaciones de voces, peticiones musicales y en los que no faltaba un “abre la ventana, Papá, que me mareo”... Aquella tortilla de patatas que más eran islas flotando en huevo frito, pero que hiciste con todo tu cariño para cuando comiéramos en el merendero. Los miles de rescates que tuviste que improvisar cuando el viejo seat Málaga me dejaba tirada, las pelis que vimos juntos, incluida la saga de Harry Potter, aunque ya no éramos niños, pero la magia nos hacía volar.
Ahora que respiras al otro lado, libre de todo lo que pesa, no quiero que descanses.
Observa Papá, como siempre hiciste, con esos ojos verdes tan luminosos que analizaban con precisión todo lo que veían…Y con esas gafas de motero que siempre te ponías, tan gracioso.
Tan observador como eres aprendiste a jugar al ajedrez, y a ganar, también en la partida de la vida al desaliento, cuando trabajaste en tantos sitios diferentes, abatido muchas veces, pero sin rendirte.
Ahora tienes compañeras de aventuras allá arriba, la abuela Teo te hablará de los Shipibos, de las leyendas de la selva de Ucayali, y cara a cara con ese Dios-a que es todo y nada, podrás preguntarle muchas cosas de mi parte…No dejes de contármelo en sueños, Papá, tú serás ahora mi corresponsal, mi confidente. Así crearé más recuerdos contigo, sincronías, señales, porque tú y yo sabemos que la muerte no existe, como dijo la abuela “solo es un cambio de estación”.
Ahora miro la foto que tengo contigo, me llevas en brazos y pienso si desde ese inmenso cosmos que ahora es tu nuevo hogar, no podrás acercarte de vez en cuando para abrazarnos y contarnos algún secreto interdimensional. Conociéndote, tendrás a todos revolucionados con tus historias allá arriba.
Gracias por animarme a estudiar periodismo y a creer en mis capacidades para escribir. De tí saqué esa imaginación inmensa que no se apaga ni durmiendo, y que es lo que me mantiene en pie cuando todo se derrumba. Como ese barquito de arena que construiste para mi y que me protege de todo peligro.
Papá o Pampi, como te llamaban tus hermanos, pues la gallina Papanatas tenía una “m” inmensa para ti, como la de una madre, y “Pampanatas” la llamabas, tal vez observando, con tu innata curiosidad, a los pollitos recién salidos del cascarón junto a mamá pita.
Da recuerdos a los abuelos y bisabuelos, a todos los ancestros, a tus hermanos y en especial a la bisa Teo, que siempre me fascinó. Fuiste su favorito. También a Careta, la vaca que caminó desde San Isidro hasta Cabañaquinta, porque se sentía parte de la familia y no le gustaba estar apartado de vosotros.
Ahora, Pampi, mi padre cósmico, no necesitas planeador para volar. Recorre tu Asturias amado, Bierres, Miravalles, Covadonga y la Xantina, los grandes lagos, y deja tu recuerdo ahí, prendido, para cuando volvamos a tu patria querida. Ahí podremos sentirte en cada paisaje, en cada rincón de esos lugares que tanto amaste. Porque la vida sigue latiendo más allá del tiempo y del espacio.
Tú siempre decías que "creías en los milagros". Yo también. Gracias por enseñarme el valor de la espiritualidad y la importancia de no rendirme, papá. No te preocupes, todas las anécdotas que me contaste formarán parte de mis libros futuros. Serán las semillas de tu vida, de tu imaginación y de la mía, un recuerdo que latirá para siempre en las páginas de un libro, mi templo hecho de palabras, imaginación, latidos, igual que en mi corazón, porque tu recuerdo, estará en nosotros para siempre. Papá te quiero de aquí hasta el cielo y más allá. Eso te decía de pequeña, ¿te acuerdas?
Gracias, gracias siempre. Te quiero
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